Gustavo Urquiza Valdez
"Persigo la felicidad. Y la montaña responde a mi búsqueda". Chantal Maudit, alpinista francesa que murió en su profesión deportiva. Solía recitar esta oración antes de subir una montaña.
Alguna vez escuché a un anciano parralense: “De Parral me llevaré su cielo y sus cerros en los que fui tan feliz cuando era un chiquillo.”
Una semana después este hombre murió. Mientras, algunos de los cerros que se llevó grabados en su alma, siguen lozanos, vigilando el ir y venir de los Seres Humanos. Hay tres protuberancias que son particularmente emblemáticas en el relieve de la Capital del Mundo de la Plata.
El “Cerro de las borregas”, “La Muela” y “La mesa”, este último conocido actualmente como el “Cerro de la antena”. Además, encierran un significado enigmático y legendario que está ligado con la historia de Hidalgo del Parral.
Cerro de "La mesa". |
Comencemos por el “Cerro de las borregas” y la cueva que alberga un tesoro resguardado por el fantasma del apache Victorio. Otras versiones hablan de un indígena tarahumara. Según la versión de hace cien años, quienes llegan a entrar a la cueva y se deslumbran por el oro y las piedras preciosas, son sorprendidas por Victorio quien les ordena “Todo ó nada”. Es decir, se llevan el peculio completo o dejan todo lo que traen, incluyendo la ropa, quedando integralmente desnudos.
“La muela” o “Cerro del púlpito” tiene cuevas también. Se dice que una de ellas contacta con algunos de los templos de la ciudad. Otra es la madriguera de animales extraños que únicamente salen a cazar por la noche. La última es una especie de tumba de un hombre de las cavernas cuyo cuerpo fue saqueado.
Y por supuesto está el cerro de “La prieta”, donde está la mina que le dio vida al pueblo. Se conservan trincheras que datan de la Guerra de Revolución.
Cerro de "La prieta". |
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