sábado, 26 de enero de 2013

"Una leyenda de Hidalgo del Parral, Chihuahua." por el escritor digital Gustavo Urquiza Valdez.

 

 
“A veces la Historia se convierte en leyenda, y otras, una leyenda se convierte en la Historia oficial.”
Gustavo Urquiza Valdez, escritor parralense.

Mina "La prieta".

Las leyendas forman parte integral y hasta es posible decir que imprescindible de un pueblo con Tradición. Parral, por supuesto, no sería la excepción que rompiera la regla. Muy al contrario, sus calles están llenas de recuerdos y hechos del pasado que se calcan en el presente haciéndonos recordar a los parralenses que somos consecuencia de una Historia viva.

No pasemos por alto el indubitable hecho de que este terruño fue uno de los enclaves mineros de más prestigio enla NuevaVizcaya.Y aquí comienza un repertorio de leyendas que entremezcladas forman una muy compacta, cuyo inicio se remonta al año de Mil Seiscientos Treinta y Uno.

Quienes hemos tenido la fortuna de auscultar en el Archivo Histórico Municipal de esta ciudad, nos hemos topado con anécdotas que datan del Siglo Diecisiete. Dichosamente estoy registrado como investigador en dicho centro de documentación e investigación.

La primera leyenda que nuestros antepasados hicieron pasar de generación en generación, fue que a cada zapapico que un español daba sobre alguna piedra, de ésta brotaba plata líquida, la cuál, para ser sinceros no existe en el Medio Natural.

El alférez Juan Rangel de Viezma, fundador oficial de nuestro augusto pueblo, se supone, se cuenta, que bautizó a la mina “La negrita”, “La prieta” por una mujer indígena de la que se enamoró fervorosamente. Historia muy similar a la de Cortés y la Malinche.

Y de esta mina nació una leyenda con tintes fantasmagóricos: “Gorra de hule”.

Se supone que este ser espectral hacía sus apariciones cada vez que ocurriría un siniestro en las entrañas de la emblemática mina parralense. Al parecer muchos fueron los avistamientos de tal personaje y que ayudaron a salvar vidas.

El “Se dice…”, el “Se cuenta…” y el “Se supone…”, constituyen frases de introducción que no falta en ninguna leyenda. Es por ello que prefiero marcar la diferencia.

Se cree que “Gorra de hule” fue un minero que existió allá por finales de la década de los Veintes del siglo pasado…o tal vez de los treintas. Éstos son los riesgos de una leyenda: nada es exacto.

En el lado izquierdo de su gorra de minero llevaba escrita la sentencia “Viva mi desgracia”. En el turno diurno de aquellos años salía directo de los jales de mina hacia las cantinas más cercanas. Fue en una de esas veleidades o negligencias, que dejó una especie de barreno a punto de encender. Y así fue, costándole la vida a él y a cuatro de sus compañeros.

Como castigo se le impuso viajar por los tiros de mina y otros caminos subterráneos vaticinando las inevitables catástrofes para que los trabajadores tuvieran una oportunidad de salvarse. Lo primero que se percibía era un viento helado y después se veía a lo lejos una luz tenue de una lámpara de aceite, para finalmente escucharse un escalofriante alarido.

Los mineros se salvaban y asunto arreglado. No se olvide que es una leyenda. Una de las muchas que nos ofrece el antiguo Saint Joseph, ahora Hidalgo del Parral, Chihuahua.

El solo nombre de Parral ha generado disputas: se cree que por la cantidad de parras silvestres que existía, en la región; se dice que por su enorme parecido a la zona de Parral en Segovia, España.

Otras leyendas: “El indio Rayo”, “El custodio del tesoro del Cerro de las Borregas”, “Los subterráneos antiguos”, “La versión de que el cadáver de Francisco Villa fue decapitado para que los científicos norteamericanos lo estudiaran”, “La mujer de blanco que recorre toda la avenida Veinte de Noviembre”.

Templo católico del "Rayo", origen de una de las leyendas parralenses. Archivo personal del escritor e historiador digital Gustavo Urquiza Valdez.

La invitación está abierta todos los chihuahuenses para que en vacaciones o cuando ustedes gusten, vengan a amenizar sus ratos de ocio con alguno de estos relatos de este lugar que Felipe IV, Rey de España, Portugal, Cerdeña yla Sicilia, también Duque de Milán y se cuenta que soberano de los Países bajos y hasta Conde dela Borgoña, proclamara como “Capital del Mundo dela Plata” allá por el Siglo XVII.
Felipe !V, monarca de los españoles que bautizó a Hidalgo del Parral como la "Capital del Mundo de la Plata".

viernes, 25 de enero de 2013

Imágenes del interior de lo que es ahora "El Palacio de Alvarado", en Hidalgo del Parral Chihuahua. Fotos tomadas por Gustavo Urquiza Valdez.

Los cerros de Hidalgo del Parral, Chihuahua.

Gustavo Urquiza Valdez
"Persigo la felicidad. Y la montaña responde a mi búsqueda".  Chantal Maudit, alpinista francesa que murió en su profesión deportiva. Solía recitar esta oración antes de subir una montaña.
Alguna vez  escuché a un anciano parralense: “De Parral me llevaré su cielo y sus cerros en los que fui tan feliz cuando era un chiquillo.”
Una semana después este hombre murió. Mientras, algunos de los cerros que se llevó grabados en su alma, siguen lozanos, vigilando el ir y venir de los Seres Humanos. Hay tres protuberancias que son particularmente emblemáticas en el relieve de la Capital del Mundo de la Plata.
El “Cerro de las borregas”, “La Muela” y “La mesa”, este último conocido actualmente como el “Cerro de la antena”.  Además, encierran un significado enigmático y legendario que está ligado con la historia de Hidalgo del Parral.
Cerro de "La mesa".
Comencemos por el “Cerro de las borregas” y la cueva que alberga un tesoro resguardado por el fantasma del apache Victorio. Otras versiones hablan de un indígena tarahumara. Según la versión de hace cien años, quienes llegan a entrar a la cueva y se deslumbran por el oro y las piedras preciosas, son sorprendidas por Victorio quien les ordena “Todo ó nada”. Es decir, se llevan el peculio completo o dejan todo lo que traen, incluyendo la ropa, quedando integralmente desnudos.
“La muela” o “Cerro del púlpito” tiene cuevas también. Se dice que una de ellas contacta con algunos de los templos de la ciudad. Otra es la madriguera de animales extraños que únicamente salen a cazar por la noche. La última es una especie de tumba de un hombre de las cavernas cuyo cuerpo fue saqueado.
Y por supuesto está el cerro de “La prieta”, donde está la mina que le dio vida al pueblo. Se conservan trincheras que datan de la Guerra de Revolución.

Cerro de "La prieta".


Isaías Urquiza murió el pasado seis de septiembre de 2012.



Por Gustavo Urquiza Valdez (Blogger, Escritor Digital y Técnico Capturista de Datos).
http://www.esliteratura.com/enlaces
De izquierda a derecha: Isaías Urquiza y Gustavo Urquiza Valdez.



“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.” Libro de Eclesiastés, capítulo siete, versículo catorce.

“Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.”
Pablo de Tarso. Filipenses 1:21

Isaías Urquiza, parralense sindicalista en el ámbito nacional mexicano, dio su paso al Más Allá el día seis de septiembre del año Dos Mil Doce. Escribo este artículo no como su hijo, sino más bien como un escritor de lo más objetivo posible. Sin embargo no garantizo nada.
Su nombre de registro fue el de Isaías Orquiz García. Por haber sido sobrino de los hermanos Francisco Urquiza Arzate y Fructuoso Urquiza Arzate (Algunas veces Arzola en lugar de Arzate), miembros del escuadrón especial de “Dorados” de Francisco Villa, gran parte de la familia tuvo que cambiar por una época el apellido Urquiza por el de Orquiz, para evitar represalias. Era descendiente directo de vascos.
La formación que tuvo fue autodidacta, aunque se dice que los únicos tres años que estuvo en la primaria, obtuvo promedio de diez. El anterior es un dato aportado por amigos de su infancia.
La lucha laboral, su lucha laboral para ser más precisos, la comenzó a finales de los años cincuenta, cuando contaba diecinueve años de edad. Sus lecturas ya contaban con la Biblia, los poemas de Homero, las obras completas de Vicente Lombardo Toledano, “El contrato social”, varios ensayos acerca de la ideología de Ricardo Flores Magón y había caído en sus manos el “Libro Rojo” de Mao Tse Tung.
En aquel tiempo, también, la embajada soviética le mandó las obras de Marx y Engels, para que las leyera clandestinamente, pues se castigaba con prisión vitalicia a quienes poseían esos libros.
Fue cuando se decidió a litigar a favor de los trabajadores. Dueño de una memoria eidética, se aprendió de memoria jurisprudencias enteras. Ganaba litigios en contra de abogados graduados y según me han contado los derrotaba como si estuviera contendiendo con niños de preescolar.
Por su trayectoria, el Instituto Konrad Adenauer, le otorgó una beca para ingresar a un instituto de formación sindical en el Distrito Federal, al que se fue sin decir oxte ni moxte. Al finalizar el ciclo fue uno de los tres candidateados para ir a Alemania y prepararse más en la cuestión de los sindicatos, oportunidad que rechazó sin saberse nunca el motivo.
Aprecio la labor de Don Álvaro Ríos y Don Andrés Martell, y reconozco la amistad que los unió a él durante algún tiempo.
Sin embargo Isaías Urquiza se formó en el sindicalismo al lado de personalidades de talla nacional e internacional a lo largo de la década de los Sesentas, siendo miembro de la liga nacional “Espartaco”, en la que conoció y trató al mismísimo escritor e ideólogo mexicano José Revueltas.
Asimismo, Urquiza García fue uno de los iniciadores del Frente Auténtico del Trabajo, por lo que trató a jurisperitos como los hermanos Trueba y escritores como Carlos Monsiváis, José Natividad Rosales y Marco Antonio Rico Galán, quienes, por cierto le apodaron “El Mao”. Se contactó con sindicalistas europeos, españoles principalmente y también con latinoamericanos.
En Mil Novecientos Sesenta y Nueve se inició en la Masonería. Fue Venerable Maestro dos veces en su Madre Logia “Agustín Barbachano”, en el Oriente de Parral.
Siempre fue fiel al Partido Revolucionario Institucional. En los años Ochentas en Hidalgo del Parral, Chihuahua, contra todo tipo de violencia e incluso recibiendo amenazas de muerte en contra de su familia, es decir, de su esposa (compañera suya durante treinta y cuatro años, la señora María del Rosario Valdez Díaz) y su único hijo, fundó el Sindicato Municipal, un hecho que no tenía precedentes en eses entonces y que fue noticia nacional, saliendo como nota en el periódico “El Excélsior” y otros rotativos de aquellos años.
Fundó varias colonias, como la actual “CNOP” y la “Francisco Villa”.
Como articulista era excelente redactor. Producto de sus intensas lecturas que ya incluían a destacados de la Literatura Latinoamericana y por supuesto su libro preferido después de la Biblia: “Don Quijote de la Mancha”. Se lo sabía de memoria. Lo leyó desde su temprana juventud.

. Es de resaltar un artículo de fondo que escribió acerca de su poeta preferido: Rabindranath Tagore.
Colaboró en muchas publicaciones. Aquí en Parral fue amigo y compañero del periodista Manuel González Ávila y del caricaturista Guadalupe Chávez Portillo (de este último lo han considerado como guía y mentor en la cuestión sindical).
No sé bien a bien cuál era su ideología ni su pensamiento filosófico. Leía y estaba de acuerdo con Marx, luego con Trotsky y Mao Tse Tung. Pero era partidario de las encíclicas escritas por Juan XXIII y como producto de su intensa lectura bíblica, Urquiza García aseguraba que seguía el pensamiento social de Jesucristo. Un día me dijo, que basándose en el Salmo 139 y en los escritos del poeta y filósofo latino Marco Tulio Cicerón, se autodenominaba de naturaleza espiritual Panteísta.
Algo extraño para mí es que su novelista preferido fue Franz Kafka, pues Kafka no era partidario de Marx precisamente.
Masón, luchador sindical en las tres ramas del sindicalismo (gremial, empresarial e industrial), articulista, campesino de niño, minero de joven, andariego después de todo esto, llegó al final de sus días un seis de septiembre. Jueves, como el que declaró su día preferido ya que ese día nació su único hijo; seis, como el día seis de julio cuando el nació allá por Mil Novecientos Treinta y Ocho.
Uno de los maestros que le impartió “Doctrina Social Cristiana” fue Ernesto de la Peña.
Tal vez Don Isaías Urquiza nunca se imaginó que el erudito y estudioso de la teología cristiana también moriría el mismo mes y año que él. Seguro se habría sentido muy feliz de saberse acompañado por el maestro Ernesto de la Peña.
Isaías Urquiza García no falleció. Esa es la forma en pasado del verbo “Fallecer” que es una variante del verbo “Fallar”. La noticia fue así: “Falleció Isaías Urquiza…”
No estoy de acuerdo. Él dejó de Ser. Pasó a la Eternidad, al Plano Espiritual. Pero nunca falló.
Al contrario, la muerte es el mejor de los triunfos. De hecho, el único triunfo genuino de los Humanos.

Otro asesinato en Hidalgo del Parral, Chihuahua.

Ayer asesinaron, anteayer asesinaron, probablemente hoy asesinen. Lo noticioso para mí, aquí en Hidalgo del Parral sería que alguien vivificara. Ayer impartí clases de Biblia y hacía un año que no daba clases de las Sagradas Escrituras. Eso me hace dichoso.

jueves, 17 de enero de 2013

CRÓNICA: Las aguas embravecidas de Parral.

 


Por
Gustavo Urquiza Valdez, Escritor digital parralense.

Hidalgo del Parral, Chihuahua se vistió de luto y tragedia cuando la noche del veintinueve de agosto y la madrugada del treinta de este mismo mes, las aguas embravecidas atacaron la ciudad dejando dolor y destrucción.
Las cosas están que arden en medio de la tormenta y la escena es desalentadora. Parral está arruinado y necesita la ayuda del estado, la República Mexicana y de paisanos que radiquen en otras partes del Mundo.
Las cosas sucedieron y siguen sucediendo de la siguiente manera: el mal sistema de urbanización provocó, según opinión de vecinos damnificados, que las aguas de los diferentes arroyos de las colonias afectadas reclamaran sus terrenos y todavía con intereses, pues no permitieron que los muertos del centenario cementerio “Dolores” siguieran su reposo en paz y los sacaron de sus tumbas.
Hay quienes dicen que más de la mitad del camposanto quedó en ruinas y que más de mil cadáveres flotan en las aguas, provocando un foco de infección peligrosa no sólo para el área afectada, sino para toda la población.
Los primeros en probar la furia de la corriente mortífera fueron los colonos de la colonia “Las Fuentes”, famosa por ser habitada por gente acomodada. El agua barrió con casas enteras. Dejando el terreno exactamente como antes de que fueran construídas.
Siguió la tradicional colonia “Del parque”, donde ahora se puede decir que se alojaban las familias de pujanza empresarial por tradición.
Las casas se esfumaron, en el sentido estricto de la palabra. Los autos lujosos que muchas personas poseían hasta por número de cinco o seis fueron empujados, volteados y totalmente destruidos.
Eso sucedió con los ricos. Pero a continuación ocupémonos de los pobres. La Colonia “Churubusco”: no quedó piedra sobre piedra, todos perdieron sus muebles. Lo mismo en la tradicional colonia “Talleres” en donde los llantos junto con las crisis nerviosas y la catatonia se ven y se oyen. Ellos no tienen Esperanza de recuperar su patrimonio. No son colonias de gente pudiente.

LA ALARMA
Se asegura que el famoso cerro de la “Antena” sufrirá derrumbes. Lo peor es que una Infonavit entera se encuentra construída a sus faldas, y aunque se piensa que ya no hay peligro después de un breve desalojo de personas que se hizo el dos de septiembre, otros saben que esa seguridad pende de un hilo, pues se puede apreciar que en uno de los costados de dicho cerro hay un boquete provocado por la violencia de la lluvia torrencial.
Los vecinos de “La ampliación Juárez ven con pavor el monstruo dormido del mundialmente famoso “Cerro de las Borregas”. Seguramente gran parte se derrumbará, dicen muchos.

MÁS ALARMA Y UN POCO DE MALINTENCIONADO ALARMISMO.
Parral se quedó sin agua potable, pues el ataque de las aguas embravecidas destruyó ciento cincuenta metros de tubería provenientes de la región del “Verano”. No hay agua para bañarse, no hay agua para lavarse o mantener la higiene.
Hay quienes pregonan en las calles que la cifra de víctimas ya es de trescientos, otros que los cuerpos recuperados están entre setenta y ochenta muertos. La cifra oficial no sobrepasa los cinco muertos.

DOS HISTORIAS TRISTES.
El Centro de Convenciones de Parral quedó literalmente destruído. Las personas que asistieron allí a una fiesta de quinceañera salvaron la Vida porque se subieron al techo de un lugar contiguo. No pasaron muchos segundos después de que la última persona subió cuando la corriente se vino de lleno.
Y fue precisamente de esa fiesta de donde salieron dos jovencitas y un joven de entre veinte y diecinueve años de edad, estudiantes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, para irse a sus casas antes de que sucediera lo que iba a suceder en el mencionado “Centro de Convenciones”, que ya no existe más. Se subieron a su vehículo color rojo. Súbitamente, en el trayecto los atacó la corriente. Una de las muchachitas llamó, en medio del pánico, vía teléfono celular, a su padre para preguntarle qué debían hacer. “Abre el vidrio de la ventana y salte por ahí...” Ella lo logró. Los otros tripulantes murieron.
Septiembre de 2008.
Colaboraciòn hecha para la pàgina en Internet "Las cumbres del gato", editada por el periodista franorense Cèsar Mota.

Un día conocí a Carlos Montemayor.

Por
Gustavo Urquiza Valdez (Escritor digital oriundo de Hidalgo del Parral, Chihuahua, México).
"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer." Alfonso V, monarca aragonés de hace cientos de años.


 Al momento de comenzar a escribir este artículo acerca del Maestro Carlos Montemayor, no daba con un título que según mis pretensiones definiera la figura de este irrepetible ser humano.
Se me ocurrió el de ciudadano del Mundo. Mas lo consideré muy topificado y recurrente.
Al Maestro Carlos le conocí en el Dos Mil Dos, cuando el licenciado en Letras Españolas Antonio Franco Aguilera, también parralense y aficionado a la música culta, me lo presentó.
Montemayor me expuso algunas tesis de la narrativa de su obra, en especial la de su novela cumbre, ¨Guerra en el Paraíso ¨. En ese entonces yo era un joven con una carrera truncada de literatura hispana.
Don Carlos fue hombre de letras, de libros, traductor, activista social. Escribir de él precisaría de una tonelada de tinta. Me confió anécdotas de su vida que recopilé en un cuaderno de notas que mantengo celosamente guardado bajo llave, al igual que dos o tres cartas que me mandó alguna vez.
Me sorprendió su serenidad, su memoria, la fluidez y lo entendible de su léxico. Su manera de caminar, siempre con la frente erguida.
Nació en los años cuarenta, murió en el Dos Mil Diez, mientras me encontraba en la Sierra Chihuahuense como profesor de Educación Indígena, dando clases a tarahumaras y tepehuanos, dos pueblos a quienes él defendió a capa y espada. Su estudio acerca de la Nación Tarahumara, se considera como el ensayo etnográfico más completo acerca de estos habitantes genuinos de nuestra entidad. Al recibir la noticia sentí que la melancolía embargaba mi salón de clases, pero luego recordé su amor por nuestros pueblos autóctonos y con más alegría seguí impartiendo la asignatura de Historia.
Amaba la música, el arte. El día que lo conocí me relató cómo hacía unos días había impartido una cátedra en la Sorbona, universidad francesa. El tema era la vida y obra literaria de Alfonso Reyes. El salón de actos fue abarrotado de estudiantes franceses y de todas las nacionalidades.
Ese día brindamos con vino tinto en la casa de Héctor Arras, finado historiador de esta ciudad antaño Real de Minas. Dominaba varios idiomas y hasta lenguas indígenas de México. Tradujo a los textos clásicos griegos y latinos.
Pero sobre todo era Humanista. Peleó por las causas de los grupos vulnerables de una manera titánica e incansable: pueblos indígenas, discapacitados, diversidad de orientaciones sexuales.

lunes, 14 de enero de 2013

Las Tortugas del “Centro de Documentación” de Hidalgo del Parral. Escrito redactado por Gustavo Urquiza Valdez para el periódico "Regional" del Estado de Chihuahua.

 “Adopte el ritmo de la naturaleza; su secreto es la paciencia.”
Ralph Waldo Emerson

No solamente de los reptiles, sino de todos los animales, la tortuga tal vez sea uno de los más enigmáticos. Su estilo de vida nos confiere una enseñanza palpable en sus caparazones. Quizá sea por ello que los chinos consultaban los hexagramas que muchas traen confeccionadas en sus lomos.
El Centro de Documentación de nuestro querido Parral tiene lo que se puede denominar un Santuario para esta especie.  Digámosle “El Tortuguero”.
Alguna vez dijo un sabio varón que la bondad y grandeza de un pueblo radica en la manera en que trata a sus animales. Entonces, esta parte del Mundo ya mantiene un punto a su favor.
Bajo la mirada de una escultura de tipo oriental que adorna el centro del patio central del otrora Palacio Municipal, se pasean tortugas de tierra y acuáticas.
La más veterana cuenta con aproximadamente ciento cincuenta años de antigüedad. Su dueño original, al parecer, fue un distinguido y querido parralense que luchó por la causa de los discapacitados: Don César Vargas.
Cuentan que en un viaje a la Zona del Silencio, capturó algunos especímenes y donó tres o cuatro a este lugar que alguna vez albergó los Poderes de la Nación.
En el Centro de Documentación se encuentran protegidos muchos archivos importantes correspondientes a la historia de la Nueva Vizcaya y la emblemática mina que durante tantos años dio un impulso económico a esta parte del Estado de Chihuahua. También la biblioteca Benjamín Franklin.
Las tortugas son un sinónimo y emblema de paciencia, perseverancia y discreción Cuando la tarde cae sobre Parral, sacan sus cabezas de su caparazón para despedir al día. Al mirar a estos animalitos uno se pregunta: ¿Por qué no adoptar esa filosofía de Vida?
Vivir el momento; caminar despacio pero con un objetivo; siempre mirar hacia delante y tener un caparazón mental para liberarnos de perturbaciones.

miércoles, 9 de enero de 2013

Definitivamente no hubo nieve en Hidalgo del Parral, Chihuahua.

Ante una desilusión manifestada los parralenses tuvimos que conformarnos con solamente saborear unos cuantos copos de preciosa nieve que cayó del cielo.
Sin embargo todo quedó ahí. Aquí son los agricultores quienes más se han manifestado preocupados por la falta de humedad que aproveche a los cultivos.

Gustavo Urquiza Valdez.